45. Pablo y Rosa. La Profecía
Calero asintió con la cabeza. – Gracias, a lo que mande. Pablo le respondió con el mismo tono de voz. – Eso está mejor. Sonrió otra vez con desprecio. – ¿Con que rumano? Preguntó de nuevo. – No, Don Antonio, español, mis padres eran rumanos, yo nací aquí. Lo miró fijamente a los ojos. – …