La vida que pasa,
Como si no fuera nada,
Segundos y minutos,
A golpes de aguja marcada.
Medida y controlada,
Apenas se siente el paso,
Y en un instante, se acaba,
Todo se pierde en un trallazo.
Nada ha valido,
Todo es olvido,
La tierra nos cubre,
Con su manto frío.
Lo conseguido y amado,
Lo ganado, lo perdido,
Nada tiene significado,
Todo es ya un suspiro.
Ni el reflejo querido,
De los seres amados,
Borra su sentido,
Quedan como olvidados.
Todo se vuelve viejo,
Nada tiene valor,
Los recuerdos son espejos
De otro tiempo y dolor.
Nuevos amos y señores
De las viejas heredades,
Fundidos en errores,
En sus cortas edades.
El futuro disparatado,
Por todos sabido,
Es temido y odiado,
Más les da lo vivido.
Claman los herederos,
Lágrimas en la tumba,
Para los que están muertos,
Y el tiempo se derrumba.
Todo se acaba al fin,
Con los repartimientos,
Ya no hay más sentir,
Ni caben sentimientos.
Una lágrima furtiva,
Solo eso, tal vez,
A la mayoría ni una
mirada en su altivez.