
El monumento que Tejón y Marín no pudo ver, fue finalmente construido en 1929 y para realizarlo se escogió al escultor más famoso de la época: Mariano Benlliure. Sobre un pedestal en el que figuran relieves de las obras teatrales más destacadas de Ángel de Saavedra se alza la figura realizada en bronce del duque embozado en una capa.
De esta escultura se dijo que por si sola bastaba para justificar la fama de su autor, que exigió al Ayuntamiento que construyese algo que sirviera de fondo al monumento, tapando la vista de los antiguos pabellones militares.


Con este fin el Ayuntamiento encargó al arquitecto municipal Carlos Sáenz de Santamaría la construcción de la Pérgola de estilo neoclásico que aún hoy puede contemplarse y que se terminó en 1930.