
Canciones que nadie oye,
Las que susurran las hadas,
En los oídos de los duendes,
Luciérnagas de colores,
Duermen en los alerces,
Y los trasgos,
Caminan por el sendero bajo,
Que creo hace siglos el arroyo,
Y las ninfas, desnudas,
Se lavan en los estanques,
Mientras bailan,
Para que te acerques,
Enseñan con desvergüenza,
Sus sexos, sin nada más,
Y te atraen con la fuerza,
La pasión de un animal,
Y cuando te vas acercando,
Salen volando,
Y sus gráciles risas,
Salen en su huida, sin prisa,
Burlándose de los humanos,
Y como tontos miramos,
El bosque que no existe,
Quizás, solo en nuestra mente,
Donde trasgos, hadas y ninfas,
Viven sin ningún reparo,
Entre el musgo siempre verde,
Y tus ojos se han abierto,
Y todo queda desierto,
Ya no eres el dueño,
De ese maravilloso sueño,
De hadas, trasgos y ninfas.