De una forma u otra retomo la escritura.
Durante unas semanas, en las que parecía que el pozo se había secado, nada salió de las teclas del ordenador, pero no por el hecho de que faltaran las ideas, ni mucho menos, simplemente me planteaba el hecho de si merecía la pena volver a tomar el cansado camino de contar historias.
¿Cómo ha quedado la cosa?, en un empate, en el que ninguno de los contendientes ha quedado satisfecho con el resultado.
¿Ahora qué? Realmente no lo sé, por un lado, los argumentos que golpean en mi cabeza, deseosos de salir, por el otro, la desidia del trabajo que no tiene frutos.
¿Qué sucederá? En otros momentos respondería con presteza, ESCRIBIR, pero por primera vez desde hace muchos años, quizás toda mi vida, la respuesta no es clara, quizás los personajes que pululan en mi cabeza, deban, para siempre, permanecer ahí, no es algo terrible, son los espermatozoides que se quedan dando vueltas o que recorren el alcantarillado de la ciudad. A nadie le importan, así que no lo sé, hoy no saldrán, seguro, ¿mañana?, creo que tampoco.
Lo veremos, afirmó el ciego.
10 Agosto 2024