Me sorprende ver como a pesar de todo, lo peor, lo más triste, se puede convertir en algo terriblemente odioso, y hablo de las farmacéuticas, que más que ello, son piratas sin el más mínimo atisbo de compasión, sin ningún rasgo de humanidad.
Me explico, ¿Por qué razón no han liberado la forma de crear las vacunas, para que cualquier laboratorio pueda copiarlas y hacer su producción en masa?, fácil, por el dinero, es decir obtener beneficio con la muerte, como si se tratara de agentes del peor holocausto, mercaderes de la muerte y asesinos con licencia.
A más, se entretienen en, una vez cogido el dinero de ineptos, léase la CEE, y nosotros mismos, en venderlas a otros países que pagan más, privando a los pagadores de lo que en contraprestación les corresponde, eso supone que habrá más muertes en mi país, entre mi gente, pero lo más normal es que se perdone tal comportamiento, pues a fin de cuentas, las grandes fortunas que crean los laboratorios farmacéuticos, tienen ese olor a políticos que al final atufa.
Y sigamos muriendo como lo que somos, animales de engorde para aquellos que se benefician con el sufrimiento ajeno y la muerte de cualquiera, sigamos siendo cómplices silentes de cómo se elimina a nuestros mayores, de cómo la sonrisa del diablo se dibuja en la cara de los ejecutivos de las grandes multinacionales farmacéuticas.
Pero lo que me mata, es que nadie, nadie, sea capaz de enfrentarse a ellas, hacerles la vida imposible, destruirlas, o por lo menos impedir que sigan haciendo negocio en el lugar donde matan. Pobres seres patéticos somos, eso nos queda, la miseria del conformismo. Que nuestros descendientes nos perdonen.