Hoy es domingo, ha cesado de llover, apenas unas gotas, que quizás en la tarde sean más, nada es importante en ello, solo agua que cae sobre nuestras cabezas, o lo intenta machaconamente contra los tejados de las casas…, eso no es importante, que llueva si, pero ahora en este momento en el que me siento en la mesa, con los pies metidos en la mesa camilla, pues eso…, que lo importante es que es domingo, mejor que domingo, prelunes, es decir, mañana, pase lo que pase, vuelta a la semana de los días insoportables, de aguantar el horario que es inflexible en su dureza, de convivir con quien no miraríamos de otra manera, de un jefe que ni colgado haría de buena decoración…
Sí, ese es el futuro, al menos el cercano, si nos toca la lotería, pero mucha pasta, quizás no, pero eso es solo jugar para perder, el que nace lechón, muere cochino, eso de que las clases no existen es un cuento que cuentan los que te quieren engañar, siempre los de la clase mas elevada, a la que tu ni olerás en tu puñetera vida, la de los caracolillos en el cuello, la de las camisas con los cuellos bordados con iniciales, esos que ves todos los fines de semana sonriendo, gastando lo que tu no puedes, algunos se lo han trabajado, otros, no, de esos hablamos, de los últimos que siempre son los primeros, y tu los miras con cara de becerro, que es lo que eres, pues te concibieron como perro con collar y así sigues.., el lunes, el puñetero lunes, sin escapatoria, no puedes dejarlo, ni hacer como que lo dejas para que te echen, el paro es un colchón, pero se acaba, las responsabilidades nunca, que cuando entraste, te felicitaron, después, todo es después una carga que rompe la espaldas de cualquiera, las tuyas por supuesto, pero ya hecho, hecho está, nadie puede borrar a los hijos, a la parienta quizás, pero…, tampoco, y el agobio que atenaza tu garganta, y piensas que los domingos es cuando más infartos hay, si, pero no porque sea domingo, sino porque es prelunes.