80. Pablo y Rosa. La Profecía

Pablo no entendía nada. Rosita estaba encendida, y con cara de asustada.

– ¿Qué te pasa?, -le preguntó un poco sorprendido.

– ¡Ay!, que no entiendes nada, miedo me da, pero si la Bisa María lo ha dicho, es la verdad, ahora…, -le susurró al oído-, esta es también tú gente, aunque no quieras; cuando viene un período de dolor, Dios nos manda un arcángel para que cuide de nosotros, y la abuela ha dicho que eres tú, «el que siega los campos», «el padre protector», te ha echado toda la carga del mundo encima, y a mí «la espina dorsal» y «la Luz de las mañanas», la madre protectora que cuida de la ira del Arcángel con los malvados. Yo creía que todo esto era un cuento. Pablo, el arcángel San Rafael no hablaba casi nada, era tan «callao» como tú.

              Lo miro con la cara casi blanca.

– Abrázame, ,-le pidió-, tengo miedo.

              La abrazó con todas sus fuerzas y él también sintió el temblor en la columna vertebral.

              Se acercó Tomás y lo abrazó, le habló en voz baja al oído.

– Ves Pablo, como no me equivocaba, eres él.

              Se separó de él y abrazó a Rosita.

              Apenas volvió la vista, vio como Ricardo lo abrazaba.

– Hijo mío, cuánta razón tenía Pápa, eres él. Bendito seas.

              Y lo besó en ambas mejillas. Se acercó Juan, lo abrazó.

– Me lo decía el corazón, Primi, lo que quieras, a muerte.

              Más abrazos, y él sin enterarse de nada. Lo arrastró Rosita fuera del círculo de abrazos.

– Ya te explico, tonto.

              Se oía «noches de bohemia y de emoción»…, Navajita Plateá, y Rosa se enganchó a bailar entre las parejas que estaban haciéndolo.

Noches de bohemia y de ilusión

Yo no me doy a la razón

Tú como te olvidaste de eso

Busco y no encuentro una explicación

Sólo la desilusión

De qué falsos fueron tus besos

Ya no sé cómo olvidarte, eh, eh

Como arrancarte de mis adentro

Desde que te marchaste

Mi vida es un tormento

Y ya no quiero recordarte, eh, eh

Ni siquiera ni un momento

Pero llevo tú imagen

Grabada en mí pensamiento

Noches de bohemia y de ilusión

Yo no me doy a la razón

Tú cómo te olvidaste de eso

Yo quiero vivir distante

De todo aquello que era nuestro

Pero el aire me trae

Aromas del recuerdo

No me pidas que me calle, eh, eh

Y tú no sabes lo que siento

Me has hecho una herida

En mi sentimiento

Noches de bohemia y de ilusión

Yo no me doy a la razón

Tú cómo te olvidaste de eso

Busco y no encuentro una explicación

Sólo la desilusión

De que falso fueron tus besos

Noches de bohemia y de ilusión

Yo no me doy a la razón

Tú cómo te olvidaste de eso

Noches de bohemia y de ilusión

Yo me doy a la razón

Tú cómo te olvidaste de eso

Busco y no encuentro una explicación

Sólo la desilusión

De que falsos fueron tus besos

Noches de bohemia y de ilusión

Yo no me doy a la razón

Tú cómo te olvidaste de eso

Busco y no encuentro una explicación

Sólo la desilusión

De que falso fueron tus besos

Noches de bohemia y de ilusión

Yo me doy a la razón

Tú cómo te olvidaste de eso

– Grandullón, dame un beso subio.

Rosa lo miró con sus bellos ojos azules, y sonrió.

La cogió por la cintura y la subió, besándola con todo el ardor que tenía, se estremeció entre sus brazos, y él también lo hizo. No supo el tiempo que duró, pero cuando terminaron, todos estaban mirándolos, se les subieron los colores a la cara, y todo el mundo comenzó a aplaudir.

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