41 Deudas

Luis entra en la inmobiliaria, alguien con sonrisa que lo recibe, sonrisa de trabajo, de la trabajada, de la que desaparece con nada que el dinero ya no es opción.

-Buenos días, ¿que deseaba?

-Me gustaría saber acerca de la urbanización Marlín.

-Sí, ¿en que está interesado?

– ¿Tiene el mapa de la urbanización?

-Si, por supuesto, -se levanta, Luis lo sigue.

             Paran frete a un enorme plano que está en la pared.

             Casi sin dudarlo, Luis señala un pareado, no el más lujoso, ni el más caro, pero lo señala con decisión.

-Creo que está vendido, voy a comprobarlo.

             Luis lo sigue hasta la mesa de que la que se separaron un momento antes.

             Nueva sonrisa, pero que no dice lo que espera oír.

-Sí, lo siento, está vendido, pero hay muchos como ese, quiere que le…

             Luis levanta la mano, el tipo lo mira sin saber qué es lo que pretende.

– ¿Tiene el nombre de la persona que lo compró?

-Sí, pero…

-El precio de compra es de doscientos setenta mil euros.

-Sí, -se calla, que tuvieron que bajar treinta mil euros para poder venderla, el mercado no está boyante.

-Ofrézcale cincuenta mil euros más por la casa, y si lo consigue, cinco mil para usted.

             Un segundo de duda, sonrisa, móvil.

-Don Antonio, aquí delante mía tengo una persona, -se abstiene de decir los de cincuenta mil euros más-, que le ofrece por su casa trescientos veinte mil euros.

-No, no es una broma.

             Mira a Luis.

-Don Antonio dice que si es serio.

-Ahora mismo tiene una fianza de cien mil euros, y mañana, si quiere, al notario.

             Luis oye como se pone la mano delante, habla, pero no quiere que sepa Luis de que.

             Se termina la comunicación.

-De acuerdo, la señal ahora, mañana en el notario, ¿qué le parece?

-Perfecto.

– ¿Cómo lo hacemos?

             Luis saca un talón conformado de cien mil euros.

-Deme el recibo, el resto, al contado, no se entretendrá ni con la hipoteca.

             La sonrisa no puede ser más amplia, el de enfrente sabe que acaba de ganar cinco mil euros por la cara.

– ¿Y a que se dedica usted?

-Desempleado, -miente, no quiere hablar más de lo necesario.

             El de la inmobiliaria sonríe, aunque el dinero venga de la droga, le da igual, ya se ha gastado en la cabeza los cinco mil euros gran parte de los cuales serán para financiar el negocio que cree que tiene el comprador.

Un comentario

  1. Amigo el negosii es el negosii.
    Salud !!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *