Señales de vida,
En la ciudad muerta,
Luces cautivas,
Que apenas despuntan,
Sonidos lejanos que se pierden,
Después de encarar la salida,
Caras sin rostro,
En la oscuridad perdidas,
Palomas ciegas,
Que vuelan entre los vacíos pisos,
Enredaderas de hierro,
Que buscan el cielo,
Clavando las garras,
En los anhelos,
De los que fueron,
Aire vacío,
Que riela en las esquinas,
De los bloques muertos,
De las abandonadas calles,
Que los parques vigilan,
Esperando que algo brote,
Aunque sea mentira,
Y entre los bancos retorcidos,
Dejados en extrañas posturas,
Las ratas deambulan,
Sabiendo sin pensarlo,
Que llegó su hora,
La del abrazo,
De lo destruido.
Que, a cada momento,
Más muerte,
Menos vida,
Y la rata queda erguida,
Nada le importa,
Nada es importante,
Solo su vida.