Tiempos de reflexión, pasado el momento,
de hacer jugadas, de vivir contento,
de tener movimientos en cada intento,
ahora la vida pausada es el lamento.
El ritmo acabó, ya no importa nada,
lo que fue, ya no es, la vida apagada,
no necesita aprobación ni mirada,
la pausa impuesta, por maldad adelantada.
Ahora miras, casi sin vida,
el color apagado de la pared perdida,
ya no queda nada, ni senda ni ida,
lo que eras, acaba en una despedida.
Ahora no eres nada, solo una ilusión,
te preguntas sin hallar solución,
si eso merece la mínima atención,
o es solo el eco de una vana reflexión.