Pasa el tiempo,
Con cadencia lenta,
Como si nada le interesara,
El día se presenta,
Cansando la mente,
Matando el alma, lenta.
Y la vida sigue,
Sonrisa amplia,
Todo es plomo,
Pesa la vida,
Se rompe el lomo.
Sonrisa pálida,
En la despedida,
La vida se ha ido,
Con la luz querida.
Solo queda,
La oscuridad imponente,
Sombras alargadas,
Soledad latente,
Viva, odiosa, presente.
Y caminas,
Solo, olvidado,
Hasta tu guarida,
Refugio lejano,
De tu ser extraviado.
Con tristeza refleja,
El espejo en que te miras,
Mirada cansada,
Que la vida no retira.
Los tiburones rondan,
En las esquinas,
Esperando sin prisas,
Quitar la vida,
La que llevas perdida.
Miserable, vacía,
Pero única y tuya,
Que usas cada día,
Y la defiendes,
Con la estupidez,
De una tortuga,
Caparazón dentro,
Pierdes la vida,
Aunque tampoco te intriga.
Que desaparezca,
El que miraste,
No hace tanto tiempo,
En el espejo,
Que parecía dibujar,
Tu triste reflejo.