Días duros, de los que contar como batallas,
Sin reinos conquistados,
Solo mover el cuerpo cansado,
Días que pasan sin sentir,
Donde la noche se une con el día,
Sin que rompa la triste monotonía,
Mente pesada, casi moribunda,
Que apenas si hila una idea profunda,
Sonidos de continuo hueco,
Que se colaron en los oídos,
Y no usan su labor,
Destruyendo tu mente sin cesar,
Y la pantalla del ordenador,
Que la miras, que te mira,
Y de alma vacía a los dos,
Si eso es lo que me queda,
Ruego, si existe, a ese creador,
Que de esta noche no pase,
Esta vida sin fulgor.