Veo ya la vida sin pasión,
Como marionetas que se mueven,
Sin ton ni son,
Desde mi butaca sentado,
Miro como el mundo ha cambiado,
Desde la última vez que me fijé,
No me importa que esa mente sin cerebro,
Devore el mundo entero,
Ni que los emperadores,
Quieran que el mundo,
Sea su redil de esclavos,
Ni tan siquiera me importa,
Que haya buenos o malos,
Eso quedó, hace tiempo,
Cuando mi alma vivía,
Ahora que ya está muerta,
¿Qué más da?, este maldito día,
Si al de arriba no le preocupa,
Que todo sea sufrimiento,
Que el odio vaya in crescendo,
Que los hijos a los padres maten,
O que estos los violen,
A mí, desde mi butaca,
Nada puedo opinar,
No es que me dé igual,
No es que ya no me interese,
Solo que pese a quien pese,
Ya estoy más fuera que dentro,
Así que esos sentimientos,
Si los tengo, no me importan,
Pues por si por fuera casi muerto parezco,
Imagíname por dentro,
Donde ya, nada queda.