A vueltas con la vida,
Siempre en lucha mantenida,
Caminos que tomas al andar,
Sabiendo que el destino puede cambiar,
Pues la vida, caprichosa y malvada,
Sin previo aviso te deja marcada.
Si la casualidad no lo permite,
Nada llega, por más que te agite,
Ni amor, ni fortuna, ni suerte alguna,
Ni lo mínimo en esta vida inoportuna.
¿Predestinados? ¿Con libre albedrío?
Solo somos pajitas en un gran río,
Peleles movidos por fuerzas desconocidas,
Que nos manejan, sin razón definida.
De un lado a otro, si la suerte atina,
Ha sido error lo que determina,
Y si el mal llega y no hay yerro,
Es que acierta el destino fiero.
Maldita sea esa fuerza oculta,
Que nos lleva con mano absoluta,
A lugares traicioneros y sombríos,
Donde la existencia pierde bríos.
Para quienes disfrutan del camino,
La vida parece un destino divino,
Pero para los demás, solo quedará,
Un triste recordatorio en la soledad.
No existen ángeles en nuestra andanza,
Pero los demonios, sí, con su balanza.