Hoy es domingo, se acerca el lunes,
la tarde se viste en doradas luces.
Cae el manto verde en callejones fríos,
fuentes de agua fresca junto a iglesias de fríos bríos.
Verano en los soportales da vida,
el calor persiste, sin irse, se avisa.
Agua que en el albero y la piedra se desliza,
de mangueras viejas y bares, la vida se eterniza.
Sonidos de charla quieta, chavales en arenales,
silencios y olvidos, madres con sus rituales.
La tarde se acaba, pero las fuentes siguen,
el agua salta la piedra, con gracia, se distingue.
Gotas caen sobre la vieja piedra sabia,
la que todo sabe, la que nada cambia.
Se marcha la tarde con sus colores desvanecidos,
perdiéndose entre barandas y ríos fluidos.
Atardecer que se pierde entre cañaverales,
olvidos de agua que pasan, mojando los arenales.