Hoy el alma se queja en desvelo,
desnuda entre sábanas, bajo el velo.
Sábanas viejas del vivir pasado,
en la soledad de lo anhelado.
Cansancio en la vista, al verlo de frente,
monotonía, la misma, siempre presente.
La misma envoltura, esperanza caída,
de algún día cambiar la vida.
Solo sigues directrices del que te da pan,
y huele mal, lo sabes bien, lo que te dan.
Sabes que a nadie le gusta tu olor,
que se jodan, rebelarse es mejor.
Aunque sea con una pastilla de jabón,
arriba los puercos, con esa rebelión.
Sonríes, con la mirada perdida,
sabiendo que no lo quieres en tu vida.
Lo usas igual, aunque lo detestes,
compañeros con iguales gestos.
Odios reflejados, idiotas que huelen,
no por rebeldía, pero al final se duelen.
Clases sucias, expuestas a humanidad,
dolores de cabeza, vacío en realidad.
Salir fuera, el dolor enfrentar,
vencer y sonreír, volver a caminar.
Más duro, menos peso sobre el pecho,
pero al volver a casa, todo sigue hecho.
Todo con el mismo aspecto te espera,
como si fuera una eterna quimera.