Donde nacen los sueños
y crecen las pesadillas,
oscuras y sombrías,
esperando que lleguen sus desvelos.
Bosques llenos de anhelos,
dentro de las ciudades,
noche en las soledades,
quizás olvidadas por la vida,
quizás en la herida contenida,
pero en la noche renacida,
se encuentra estremecida,
y lo que era malo,
ahora, destilará a su lado.
Dime tú, que corres sin descanso,
¿cuándo pediste perdón?
por el daño que causaste sin razón,
quizás, callado, oculto en tu desazón.
Perdida el alma,
te moverás entre la gente,
pensando que el demente
es quien más al odio llama.
Pasas, huyes, no eres tú,
al que pregunte,
la respuesta, sin disyunte,
es que ningún mal causaste tú.
¿Por qué me miras?
y una cara
que la pregunta encara,
se diluye y silencio entre sus mentiras.
Pero te esperará en la noche
cuando el descanso quieras hallar,
y te repetirá al susurrar:
“Hoy, perdón has de implorar,
no te atrevas a engañar.”