Ramilletes de sufrimiento hallados,
Cegados en blancas caras y olvidados.
Nada será igual, ni diferente,
Será único, en su rareza presente.
Olvidaremos lo que hacemos y somos,
No tocar, sin acercar lo que oímos.
Lejos de todo, cuidado la enfermedad,
Nadie libre, prisioneros en soledad.
Escóndete sin buscar la liberación,
Al otro lado, quizás la muerte en acción.
Soledad de cristal, de dedo que mueve,
Amplía, reduce, la verdad se promueve.
Mira y cree, es la biblia moderna,
Nada es nada, y la mentira es eterna.
El mundo murió ante nuestros ojos,
Y en su molicie incubó nuevos despojos.
Nuevos seres muertos, sin vida,
Abortos de mirada crédula, perdida.
Podredumbre de masas obedientes,
Corderos digitales, mentes ausentes.
Almas pobres en pesebres dorados,
Comedores de basura, nombres numerados.
Perdidos en la realidad enlatada,
Conéctate, conéctame, alma apagada.
Sexo a la vista, te veo el deseo,
Me masturbo en silencio, me recreo.
Me hablas, te abres, el final es vano,
Rostro de orgasmo, grito inhumano.
Dedo húmedo y forzado al placer,
Al roce de tu clítoris, lo puedes ver.
Te espero mañana, más sexo virtual,
¿Con quién será? No hay contacto real.
No hay enfermedad, ni hay verdad,
Pobre del ciego que busca su libertad.
Y la vida que no es vida continúa,
Lejos de lo que en verdad fluye y actúa.
Nuevas formas que se deben amoldar,
Mejor morir, o al menos olvidar.
Poco me queda ya en esta existencia,
Contento estoy de no ver su persistencia.