Perdimos sin darnos cuenta,
El poder de la pluma, de la letra,
De la esperanza que venía
A trazos en la cuartilla.
De las esperadas anhelas,
Que en su llegada nacían,
Hoy solo tecla, fría y digital,
Inmediata respuesta, avance sin igual.
Desdeñado lo perdido,
Poco hoy conocido,
Solo los que lo han vivido
Pueden hablar de puño y letra,
De cuando a solas, en calma quieta,
Con el blanco encendido,
Comenzabas la pelea,
Para romper su hechizo,
Llenar de sentimientos
Aquel blanco tan nítido.
Hoy de segundos se trata,
Ayer de días y semanas,
Se ganó lo repentino,
Se perdió la poesía y su destino.
Se perdió en lo escrito
La soledad y el lamento,
El sentir de un pensamiento triste,
El tiempo de la carta persistente.
De la espera que desespera,
De esperar que un día llega,
Y solo el que lo ha conocido
Sabe de qué estoy hablando.
No de las teclas de un piano inteligente,
Sino de cuando la gente
Escribía, rasgando un papel blanco,
Con alegría, tristeza, esperando tanto.
Me alegro por lo de ahora,
Solo siento añoranza,
De tiempos ya pasados,
Lo de ahora, mejor sin duda,
Lo de ayer, mi pasado,
Fue mi presente en su día,
Ahora, con nostalgia, lo miraría.