No sé qué escribir hoy,
mi alma está pesada,
como si estuviera de plomo forrada,
no destila esperanza ni algún resplandor,
solo cicatrices que muestran dolor,
que nadie ve, solo se quedan marcadas.
Perdido en la razón de muerte oscura,
del desaliento que al final asegura,
de mi caída en espiral constante,
¿qué puedo contar que no sea angustiante?
Dolor y penas, hijo de esta vida dura.
Degradación completa, la casa se desploma,
esperanzas caen, la muerte asoma,
inevitable, temida y hasta amada,
evadida del dolor, la vida ya apagada,
hija del ayer, en soledad se doma.
Dolor, tragedia que a nadie se revela,
que ocultar prefiero, nadie consuela,
mejor yo que tú, cayendo en el abismo,
sin poder emerger, sin optimismo,
tristeza, malvivir en angustiosa vela.
La certeza de un limbo oscuro y cruel,
sin salida ni dios, sin algún laurel,
solo desaparecer en la negrura,
como si solo hubiera sido travesura,
en el tiempo, ser tener ningún papel.