Me ordenan que no me acerque a ti,
Y misteriosamente, sin saber por qué,
Me atraes como el fuego a la fe,
Me mandan que no te siga a ti,
Pero mis pasos me llevan sin fin.
Me hechizas, no puedo escapar,
A tu lado siempre quiero estar.
Me ordenan que no esté a tu lado,
Y mágicamente, sin haberlo pensado,
Extiendo mi brazo y te logro tocar,
Me elevas al cielo, te quiero besar.
Me ruegan que no bese tu boca,
Pero caigo en tu trampa, perfecta y loca.
Allí en tus labios mora el cielo,
Y en tu calor no siento desvelo.
Lloran, implorándome que no esté en tu lecho,
Pero en tu cuerpo encuentro mi techo.
Hechizado, no puedo escapar,
Y allí la felicidad se deja abrazar.
Nadie dice nada, nadie más manda,
Nadie suplica, nadie se expanda,
Solo el silencio, solo nuestro calor,
Tú eres yo, somos un solo amor.
Yo soy tú, bajo este cielo,
Donde nuestro amor es puro y sincero.
Tu amor y el mío se hacen presente,
Y en ese lugar no hace falta la gente,
Porque nadie es nadie en esta verdad,
Nuestro amor ocupa toda la eternidad.