Levanté la mano cara al sol,
Me cuadré cuando su luz me tocó,
Me intentaron joder los curas con su rol,
Llevándome a clases donde el alma se perdió.
Peleé como perro de presa en el duelo,
Y al siguiente, no a mí, le clavaron esa,
Salí del estercolero, de sotanas y velo,
De sotanas negras y sobaos en la mesa.
Llegué a una facultad, puta en su agonía,
Donde nadie quería saber de nada,
Recorrí aquellos pasillos de la monotonía,
Mientras devoraba, aburrido, cada pitada.
Uno tras otro, miles de pitillos,
Aburrido de la farsa y su trama,
Hice tabla rasa, corté los hilos,
Me hice de nuevos colegas en el drama.
Y perdí la vida en tanta braga ansiada,
No paré ni de día ni de noche
Manché de blanco, una y otra, mi coche,
De romper a las nenas, abiertas de entrada,
Que se abrían de piernas como perras,
Y luchaban como hienas desesperadas,
Para que les diera con mi quitapenas,
En noches largas y desenfrenadas.