El período más turbulento del siglo veinte, seres atrapados en los grandes mataderos de las continuas guerras, destinos que marcan el futuro, que obligan a que los que son movidos por él, se encuentren abandonados de todos, de todo, en lugares donde no existen ni buenos ni malos, solo personas que hacen lo que tienen que hacer para sobrevivir, aunque no merezca la pena seguir con vida.
El instinto de supervivencia, el valor rayano en la locura, amores que matan, que mueren , que nunca acaban, que son más fuertes que la vida, que la muerte, o tan débiles como la nieve en un tórrido verano.
No importa el nombre, no importa el país, solo la desesperación, la muerte de lo amado, y el descubrimiento de que al final, todo continua, que se abre una puerta, y que se cierra otra, y consigue que los corazones sean duros, que no perdonen, que sean tan inflexibles que consigan que la felicidad nunca sea completa, que las canciones de amor, nunca lleguen a su final.