
Soñé de mi patria un día,
creyendo que me conocería,
que lo que amé un día,
aún,
como fuera, existía.
A mi alrededor no vi nada,
todo el mundo escapaba,
ya no quedaba nada
de lo que fue un día,
la madre de todos,
sin tener en cuenta ideologías.
Ya son tambores de guerra,
de luchas,
de amanecidas,
de lo que un día nos unió,
ahora nos lleva al río,
al río de sangre hermana,
hermana que fuera un día
y ahora la sangre corre
por donde la senda más ancha
se nos aparecía.
Hijos del mismo lugar
nos volvemos a matar,
ya se nos fue la memoria
y como burros en la noria
y como los lobos en jaurías,
atravesaremos las almas de aquellos,
que hace poco,
nos llenaban de alegrías
y quizás también de orgullo,
pero eso queda atrás,
hoy te tengo que matar,
lo que yo no quisiera,
pero esa,
la que tú llevas,
no es mi amada bandera.