
Dioses negros
De la mañana fría
De los vagones llenos
De los rotos sueños
Que yacen bajo las vías
Dioses del olor
Despertados al calor
De la humanidad viva
De pies, sentada
El vagón camina
Segundos minutos
Horas, quizás días,
pero siempre, la monotonía
del cansancio
de la obligación terrible
de todos los días,
movimientos
que sacuden el vagón
con cansino hacer
a cada uno su sitio
como si latigazos diera
la oficina, la fábrica
el burdel, la mafia
siempre lo mismo
hacer lo que no deseas
soportar al puerco
que levanta el brazo para golpear
para moverse entre tus bragas
compañeros alimañas
que no hacen nada
que solo ves lo que hacen
cuando te han destrozado
y el día pasa lento
los segundos paran de caer
mientras muere el alma
que ha perdido la esperanza
pues sabe que al fin muere…
le nace otro
y otro más
hasta que la fila se pierde
en lontananza
ya no queda esperanza
termina el tormento
que nunca acaba
alcohol, drogas,
silencio
trabajo de niñera
de cuidar a quien te pega
no existe lugar al que huir
y el que puede matar,
y el que no puede, muere.