Las Horas de Noche

Son las seis de la mañana, si alguien me viera sentado en una silla ergonómica, con tres monitores a la vez, trabajando en ellos, tecleando como una fiera… quizás una maravilla, pero todo duele, quizás empezando porque los dedos no están finos, se equivocan al escribir, me duele, les cuesta, también lo que escribo, que sale de dentro, que pienso que debería de no hacerlo, de olvidarlo, que escribir, parir letras, no lo merece nadie, pero al final, el que lo necesita es este que escribe, el de los viejos monitores, en un teclado que se ha machacado millones de veces…

Si, son las seis de la mañana, pero no solo eso, que eran las dos, y también estaba machacando el teclado mecánico, recuerdo de tiempos mejores, pero que ya da sus últimos estertores; aun funciona, quizás como el que lo machaca todos los días, dicen que los servidores hacen al señor, y quizás el viejo teclado me ha configurado a mí, como si fuera un viejo programa de ordenador que nadie quiere…

Miro el negro sobre el blanco, que la vista sufre, como el resto del cuerpo, pero poner la pantalla en blanco y las letras en negro, hay que echarle huevos, que te quema las pupilas como casi todo en esta maldita vida, pero al final, la consciencia y pones la pantalla negra como el alma que sacas a la calle todos los días…

Lo bueno…, tengo un vaso con agua fría, en este cálido mes, tengo el agua fría como si saliera de un venero, que, seguro que no mana en mi casa, pero si de un aparato que consume esa electricidad valiosa como la sangre de las vírgenes, y así me va, que sorbo que doy, sé que vale como si me sacaran mi vieja sangre, eso sí, después de pinchazos cuantitativa y cualitativamente dolorosos de la seguridad social…

El ratón me mira, no sé si quiere asustarme, quizás las pilas, pero de vez en cuando se queda como obnubilado, quizás esperando que le preste atención, que le cambie la fuente de energía, sabiendo que no me cuesta, que lo alimentan viejas pilas recargables, de las del viejo proveedor, que extrañamente, llevan ya años y cargas con números increíbles, pero me mira, me deja colgado, como diciendo, soy el que manda, puto mierda, perdón por las palabras, pero son las que usa, solo transcribo, es salvaje, quizás venga de algún país asiático de los de mala leche, de los que mataron americanos en los túneles, u odian a los blancos, aunque esos serían todos, que no dejamos nada bueno…

Supongo que la olla se me ha calentado, y como el contenido ya no está ni espeso, se está yendo la poca cosilla que tenía en medio de los vapores de la calentura, que ya sabe, cualquiera que me lee, que seré cualquier cosa, pero centrado, centrado, lo que se dice centrado…

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