Rey Heredia. Palacio del Duque de Medina Sidonia

El palacio del duque de Medina Sidonia, también conocido como Casa del judío, está situado en la ciudad de Córdoba (España), en la calle Rey Heredia, número 13 (llamada anteriormente calle del Duque en honor a su propietario). Se trata de un palacio de origen mudéjar del siglo XIII, que perteneció al duque Enrique de Castilla, hijo del rey Enrique II de Castilla y de la dama cordobesa Juana de Sousa. El duque Enrique de Castilla es quien da nombre a este palacio, puesto que él fue el I duque de Medina Sidonia, I conde de Cabra y señor de Morón, Alcalá de los Gazules, Portillo y Aranda de Duero,​ títulos concedidos por su padre.

Este edificio es uno de los mejores ejemplos de patrimonio histórico multicultural: romano, musulmán, cristiano y judío. Se trata de un edificio construido sobre el propio Teatro Romano de Córdoba (ocupando casi la mitad de la superficie del teatro, el cual era el segundo más grande de todo el Imperio Romano). El palacio fue construido y habitado en un primer momento por árabes (en sus patios y pasadizos subterráneos hay inscripciones en árabe en las que se nombra a Mahoma y Alá). Este palacio fue restaurado y habitado por cristianos tras la reconquista de Córdoba (de traza mudéjar con decoración renacentista y barroca). El palacio también ha sido habitado por judíos descendientes de sefardíes, que a pesar de su religión han respetado los símbolos y elementos construidos en épocas anteriores.

Tras la Conquista cristiana de Córdoba, este palacio mudéjar construido en el siglo XIII se conocía, por entonces, con el nombre de “Casas Altas”. Debido a la conquista cristiana, el rey Fernando III de Castilla (“El Santo”) realiza el repartimiento de la ciudad de Córdoba, y el 24 de julio de 1237 entrega este palacio a Domingo Muñoz el-Adalid, quien a su vez lo dona a su hija Oragilda por haber contraído matrimonio con Fernán Núñez de Témez. Posteriormente habitaron allí su hijo Fernán Alfonso con su mujer Urraca González, y después, a finales del siglo xiii, hicieron lo mismo su nieto Alfonso Fernández con su mujer Constanza Álvarez. Este matrimonio no dejó descendencia conjunta, por lo que el palacio pasa a ser propiedad de Juana Fernández, hermana de Alfonso Fernández e hija de Fernán Alfonso

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