
La Cuesta de San Cayetano podría ser bellísima en toda su extensión, desde las Ollerías hasta la iglesia, en la cúspide de la suave rampa.
La cuesta era una terriza y desolada rampa que hacia 1950 transformó el alcalde Alfonso Cruz Conde con la ayuda de Víctor Escribano, autor del proyecto de reforma.


Los historiadores del arte destacan el “apreciable efecto de perspectiva barroca” conseguido con esta actuación, y en verdad que si el viajero prescinde de los autos aparcados la vista que se aprecia desde la avenida de las Ollerías es bien hermosa.