Seguimos con la Feria, pero sin la Feria, o … ni idea.

Seguimos con la feria, pero sin la feria, o … ni idea.


He salido por la mañana, cosas de médicos, lo más agradable de la vida, además con el estómago vacío, lo que es comúnmente llamado alegría mañanera, el caso, es que me han llevado en coche, para una vez que salgo…, pero eso no es lo que me ha llamado la atención, sino el hecho de que no había tráfico, apenas cuatro coches, he preguntado, y sonriendo por mi ignorancia, me han respondido que es feria, que la ciudad no despierta, hasta dentro de un buen rato.
He pensado en eso, no muy profundo, que no es necesario, nochecitas alegres, mañanitas tristes, lo de siempre, pero que se hacen con más ganas que en años anteriores, ¿Por qué?, supongo que será por el sentimiento de que lo que nos viene encima será malo, quizás tan malo, que mejor aprovechar el tiempo que nos queda, pues hasta el más tonto ve, que vamos a darnos de piedras con otros, los que sean, pero los ánimos están así, y corto aquí, que solo quería hablar de cómo está la feria este año… que se sale.
¿Más gente o menos casetas?, las dos cosas, y me pregunto, ¿porque, en un lugar que está sin uso todo el año, no se pueden dejar las casetas sin derribar?, eso sí, con vigilancia que no hay que hacer las cosas con dejadez; eso supondría, creo, menos trabajo para los que las gestionan, pues me da cosa ver como de cortita se ha quedado, que no es que sea malo, es que es raro, y añadido el beneficio, de que al minorar el coste, quizás haría que más promotores pensarán en gestionar más casetas, ya se sabe, se pone una caseta por amor a la feria, y al dinero, no lo olvidemos.
Los precios… madre del amor hermoso, contenidos, los menos, lo demás… pata negra, pero solo el precio; difícil de encontrar lo bueno a buen coste, por lo demás, los cacharritos, para hijos de marqués, pero con mucho dinero, las delicias, deliciosamente imposibles de saborear, más o menos como todos los años.
Polvo, calor, sudor, borrachos, imbéciles, falta de servicios, caballos de chuletas, gitanas que se creen emperatrices, señoritos chulos y muertos de hambre, escasos de educación, algunos de los habitantes de mi ciudad, que se tornan en monstruos, que hacen a muchas personas pensar si ir a la feria.
Por supuesto está el otro plato de la balanza, los simpáticos sin maldad, los graciosos, los entregados, los educados, los enamorados, los que merecen ser cordobeses, siempre superiores a los monstruos que he comentado antes, los que hacen que merezca la pena estos días de olvidar casi todo, y de pensar que todo está bien, muy bien.
Feliz Feria.

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