Plaza de Ramon y Cajal

La antigua plazuela de San Felipe, según consta en el plano de los franceses, recibió el nombre de plaza de Ramón y Cajal en la segunda mitad del siglo XX. Se encuentra situada en el corazón del barrio de la Trinidad. A ella llegan las calles Valladares, Tesoro, Pérez de Castro, General Argote y San Felipe.

En los pequeños jardines centrales se levanta un monumento en honor al músico Eduardo Lucena y en uno de sus extremos se encuentra el Gobierno Militar, que ocupa el desaparecido convento de San Felipe Neri.

Eduardo Lucena y Vallejo, músico y compositor, nace en Córdoba el 22 de enero de 1849 y fallece el 2 de marzo 1893.

Su inclinación por la música fue muy temprana, heredada de su padre Francisco Lucena Luque, que fue quien organizó la Banda municipal de Córdoba, de quien recibió las primeras lecciones musicales. Posteriormente se trasladó al Conservatorio de Madrid, donde tuvo como profesores al violinista Jesús de Monasterio y al compositor Hilarión Eslava.

Fue director de banda y orquesta, notable violinista, compositor y profesor de armonía en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba, origen del futuro conservatorio. Su fama y paso a la posterioridad obedece a su trayectoria como brillante compositor y por haber sido el creador en el año 1878, de otra gran obra, el Centro Filarmónico que lleva su nombre.

Entre otros reconocimientos a su labor, fue nombrado Caballero de la orden de Isabel la Católica y Socio de honor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

Entre sus composiciones más importantes encontramos:

la “Pavana”, el popurrí “Aires andaluces”, la barcarola “Cruzando el lago”, la célebre Habanera, el pasacalle “Carnaval del 86”, las jotas “A Málaga” y “Las mariposas”, y la Sinfonía en Mi mayor.
Aquel gran amante de Córdoba quedó así retratado por Ricardo de Montis en sus Notas Cordobesas:

“Poseía condiciones de caracter tan excepcionales como artísticas, y su afabilidad, su buen humor, su viveza de ingenio y su gracia eran proverbiales”.
Murió el 2 de marzo de 1893, en una casa de la Calle de San Fernando en cuya fachada figura desde 1912 una placa de recuerdo colocada por el Ayuntamiento, que igualmente le erigió un monumento.

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