Cabezas

La Calle Cabezas se encuentra entre la calle Caldereros y el Portillo. A ella afluyen las callejas sin salida: la de Doña Muña y del Horno de Guiral y el callejón de los Siete Infantes o Arquillos.

Historia
Dice la leyenda que las cabezas de los siete infantes de Lara, muertos en Soria, fueron expuestas en los arcos de la calleja de su nombre. Esta es la información sobre la leyenda que aparece en Paseos por Córdoba

De la plazuela del Portillo arranca la tortuosa y sombría calle de las Cabezas, mejorada en estos últimos años por las nuevas fachadas que se han hecho. Termina en la confluencia de la de José Rey, Badanillas y Caldereros, por cuyo sitio hemos ya pasado. Tiene dos callejas o barreras, una en el lado derecho, llamada del Horno de Guiral -porque fue la casa solariega de los señores de este apellido- y otra enfrente conocida en lo antiguo por la de Doña Muña, señora perteneciente a la familia de los marqueses del Carpio, a los cuales perteneció la casa número 5, una de las más notables de Córdoba por la mejestuosa fachada que, aunque un tanto variada, nos recuerda construcciones de fines del siglo XIII o principios del XIV. En su interior conserva algunos fragmentos, y su huerta se riega con el agua que ya dijimos nacer bajo el convento de Santa Ana.

A esta casa atribuye el vulgo tradicionalmente el origen del nombre de las Cabezas, que lleva la calle, diciendo en su error haber sido la moradae de Gustios González, padre de los siete infantes de Lara, y que aquí fue donde en un banquete le presentaron las siete cabezas ensangrentadas de sus hijos. Todos los que tienen algunos ligeros conocimientos históricos no pueden menos de rechazar esta opinión, pero nosotros, obligados a contar cuanto de Córdoba se dice, se la explicaremos también a nuestros lectores, sin responder de su exactitud ni darle más importancia que la de una tradición popular.

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