Blanco Belmonte

Situación
La calle Blanco Belmonte tienen su inicio en la calle Ángel de Saavedra y que termina en la plaza de la Agrupación de Cofradías. De norte a sur tiene como afluentes en parte este, la calle Rey Heredia, la calle Villaseca, y en su parte oeste, la calle Ricardo de Montis y la calleja los Mesas, azucaques las tres últimas. La calle debe su nombre al poeta Marcos Rafael Blanco Belmonte. Anteriormente recibió el nombre de calle Pedregosa.

Historia

Calle que se realinea en el Siglo XIX y se ensancha por ramificación, con diferentes azucaques tanto al este como oeste. Mantiene un gran ensanche al final de la calle convirtiéndola en Plaza de la Agrupación de Cofradías. La Calle Blanco Belmonte fue realineada en 1860 y se cree que pudiera ser la antigua “cardo máximo” imperial que uniría la puerta norte de la ciudad romana con el Puente Romano.

Dicha vía seguiría recta hasta la zona de la Puerta del Puente, donde se abriría una pequeña plaza o foro. Esta teoría viene avalada por las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la mezquita, que sitúan esta calle como borde del muro oriental de la mezquita durante los siglos VIII a X [1]. De hecho, en el muro norte del Patio de los Naranjos se abre un pequeño vano que marca la ubicación de la misma, perdida con la ampliación de Almanzor.
Otras hipótesis apuntan a que la vía se bifurcaba a partir de la actual Plaza de la Agrupación de Cofradías, hacia las actuales Calle Deanes, Calle Céspedes y Calle Velázquez Bosco. El ensanche ante la portada del Palacio de los Fernández de Mesa se debe a su fachadización propia del barroco. Los callejones parecen herencias islámicas.

Según Paseos por Córdoba
Acabada la calle de Ángel de Saavedra y dejando a la derecha la de la Pierna, ya historiada en el barrio de San Juan, seguimos la de Pedregosa, nombre antiquísimo basado en el mal piso de la misma, pues aún hoy, gozando de baldosas, da lugar a multitud de caídas, tanto por su pendiente como por lo bruñido de sus piedras.
A esta calle afluye la de José Rey y además tiene tres callejas sin salida y una plazuela llamada de los Barberos, por haberlos tenido desde tiempo inmemorial en la casa de la esquina; fue calle en lo antiguo y comunicaba con la de Jesús Crucificado.

La de los Mesas, que está en la plazuela que dicen del Ave María y se halla la casa hoy de los señores condes de las Quemadas y antes solariega de los señores de aquel apellido, sus antiguos moradores, una de las familias más nobles de Córdoba y a la que perteneció el obispo don Fernando de Mesa. Estos señores usaban escudo de plata, dos mesas de gules y sobre cada una tres panecillos de oro, bordura de gules y ocho aspas también de oro. A la plazuela le llamaban del Ave María, y así lo dice una pequeña lápida, por ser el punto desde donde se percibía mejor la voz que daban desde la torre de la Catedral al tocar el alba, las doce y la oración.
Más abajo, en el lado opuesto, está la otra calleja llamada de Villaseca, apellido de uno de sus antiguos moradores.
La casa número 1 de esta calle es digna de mención por haber nacido en ella nuestro desgraciado paisano el escritor contemporáneo don Luis María Ramírez y de las Casas-Deza, del que nos ocupamos en el barrio del Salvador al llegar a la calle que hoy lleva su nombre por haber muerto en una de sus casas. Ya hemos dicho también que en esta casa moraba el presbítero don Francisco de Sales Ramírez cuando el general Godinot mandó ahorcarlo en la Corredera, horrible suceso ya narrado en estos apuntes.
Casi frente a la casa de los Mesas hubo hasta 1841 un cuadro que representaba a Santa Ana tomándole la lección a la Virgen, cuyo paradero no hemos podido averiguar.
La casa número 28 de la calle de Pedregosa es la solariega de los Corteses y en ella vivió el racionero don Pedro Cortés, de quien el autor de los Casos raros de Córdoba se ocupa diferentes veces, una de ellas al contar el trágico fin de don Rodrigo de Vargas, uno de los caballeros que más fama alcanzaron por su vida licenciosa. Creemos éste el momento más a propósito para narrarlo a nuestros lectores.

Marcos Rafael Blanco Belmonte, escritor y periodista nacido en Córdoba en 1871 en la Calle Cardenal Herrero y fallecido el 15 de septiembre de 1936. Hijo de Rafael Blanco Belmonte y de Mª Luisa Belmonte Cárdenas, fue reconocido como uno de los mejores cuentistas españoles, entre otros reconocimientos tiene una calle dedicada en Córdoba, la Calle Blanco Belmonte.

Biografía
Fue redactor de la Revista Meridional y redactor-jefe y director literario del diario La Unión, dándose a conocer desde muy joven como notable poeta y alcanzando como tal varios premios de honor y primeros premios en los Juegos Florales y certámenes literarios celebrados en Sevilla, Cádiz, Málaga, Córdoba, Valladolid, Almería y otras capitales.

Al trasladarse a Madrid ingresó en la redacción de La Ilustración Española y Americana. Desde 1906 dirige La vida en el hogar, que semanalmente publica El Imparcial; siendo colaborador asiduo de los principales periódicos de España y América y redactor-corresponsal de El Tiempo de la Habana.

Es uno de los mejores cuentistas españoles, como se puede ver en sus volúmenes en versos llenos de ternura a favor de los niños abandonados titulados Negros y Azules, Almas de niño y De la tierra española. Sus poemas fueron recogidos en el libro Aves sin nido, prologado por Manuel Reina. En prosa escribió Los adelantados de Ideal, Jornadas novelescas, El capitán de las esmeraldas y Al sembrar los trigos.

Fue nombrado comendador de la Orden de Alfonso XII y premiado con la medalla de plata del Centenario de los Sitios de Zaragoza.

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