Calle Agustín Moreno

Esta importante vía une el llamado Campo Madre de Dios con la plaza de San Pedro. Tiene como afluentes en su parte norte, la calle Siete Revueltas, calle Ravé, y en su parte sur, la calle de Aceite, Plaza de Valdelasgranas, calle Luis Díaz y la calle Tinte

Historia
Su denominación es en memoria del sacerdote agustino.

La calle del Sol fue una de las principales de la ciudad al ser una de las vías de salida de la parte levantina de la ciudad. Fue una de las calles principales de la novela La Feria de los Discretos de Pío Baroja, estableciendo en ella la casa del marqués, Palacio del Marqués de Benamejí.

Durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna, transcurría por ella la principal vía comercial de la ciudad: entraba la ruta por puerta Nueva y recorría, además de esta calle, las actuales calle Lineros, Lucano, Corregidor Luis de la Cerda para acabar en la puerta del Puente.

Agustín Moreno y Ramírez (Córdoba, 1810 – íd. 1883) fue fraile y sacerdote agustino. Director del Asilo de Mendicidad San Rafael desde 1864 hasta su muerte, fue también párroco de la Magdalena.

Biografía
Agustín Moreno nació en Córdoba el 20 de mayo de 1810. Sacerdote que tuvo fama de virtuoso y caritativo, falleció el 28 de junio de 1883.

Asilo de Mendicidad
Tras la exclaustración de religiosos en la primera guerra civil, tuvo que renunciar a la vida monástica, quedando como sacerdote del clero secular. El obispo Tarancón le encargó la regencia de la Iglesia de la Magdalena. Más tarde dirigió el Asilo de Mendicidad, inaugurado el 14 de mayo de 1864 por el alcalde José Ramón de Hoces, sin retribución alguna y dando siempre ejemplo de caridad y celo digno de imitar. El asilo fue lugar de acogimiento para mujeres desamparadas, tanto ancianas como jóvenes. Escribió mucho sobre cuestiones religiosas y dio a la luz los escritos inéditos del padre Muñoz Capilla, amigo personal.

Reconocimiento
Fue una de las figuras cordobesas más notables del siglo XIX y un apreciable escritor. En su reconocimiento se rotuló con su nombre la antigua calle del Sol (conocida popularmente como “Santiago” por encontrarse en su mediación la parroquia que en su día perteneció a la Orden Militar).

La calle Agustín Moreno en el libro
La calle del Sol pertenece a ella (parroquia de Santiago) desde las casas siguientes al convento de Santa Cruz y hospital de Santa María de los Huérfanos, conocido por el de los Ríos. Muchos apuntes hemos encontrado de esta calle, un tiempo llamada Mayor de Santiago, Santa Cruz y del Hospital de los Ríos, y por esto la dividiremos en dos secciones, que serán las dos aceras.

Sigamos la derecha, o sea, la de los números pares. Primero nos detendremos en la calleja o barrera del Tauste, según unos, apellido que ya no existe entre los cordobeses. La encontramos llamándose en el siglo XV y XVI calleja de Portichuelo, apellido muy antiguo en Córdoba, pero en el XVII, con motivo de morar en una de sus casas un médico de gran concepto apellidado Góngora, tomó este nombre, con el que aún en general la conoces. Forma una pequeña plazuela y aún tuvo otra calle estrecha de que se conserva un tramo tapiado y que le daba comunicación con la calle del Viento, así como la Ribera, a donde da el postigo de una casa muy capaz en la que está establecida la fábrica de paños y capotes de don José Blancas, en la que los hacen de excelente calidad.

La casa siguiente a la barrera de Góngora era la principal de los Arcos, apellido que se extinguió en Córdoba. Contigua a la parroquia afluye la calle del Viento, y más allá encontramos una plaza sin más puerta que la de unas casas principales que ocupan el frente y que lo eran de los condes de Valdelasgranas (…).

Tornemos a la acera de los números impares (…). Pasado el hospital de los Ríos encontramos dos casas, una de ellas que ha debido de pertenecer a los Benavides, según el escudo que ostenta en su fachada -obra también del siglo XVI, pero privada ya de sus adornos-, y otra de los Gutiérrez Ravé, aunque no la principal. Por cima de ésta hay una puerta con que han tapado en 1870 una angosta barrera o calleja sin salida que se llamaba de Pedro de los Ríos, el que, al tratar del convento de Santa Cruz, dijimos haberse hallado con Suero de Quiñones en la Puente de Orvigo.

Después encontramos una pequeña plazuela, a donde afluyen las Siete Revueltas de Santiago y formando rincón vemos una casa conocida por la de las Campanas, por haber sido fundición de ellas. Su apariencia exterior nada particular ofrece, mas no sucede así en el interior, en que hay varios arcos árabes, que está restaurando su actual dueño el entendido y aplicado arquitecto don Amadeo Rodríguez. Esta casa ha sido solariega de uno de los mayorazgos que poseía el señor duque de Alba, y por cierto es muy digna de ser visitada por los amantes de las artes (…).

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