Historias desde una Mente Desquiciada

Hoy me he levantado mal, la edad que no perdona, no me trata demasiado férreamente, pero se encarga de que no se me olviden, tanto los excesos de tiempos pasados, como el desgaste que produce el transcurso del tiempo.

Por ello, cuando pones el pie en el suelo a primera hora de la mañana, o cuando sea que te despiertes, el cuerpo se mueve con la velocidad de un muerto de días, con los crujidos propios de velero de muchos años, y el simple caminar hasta el cuarto de baño, una epopeya digna de ser cantada por los más ilustres e iluminados bardos.

Esa es la vida de alguien que ha vivido, que su propia vida es un libro de mil capítulos, a cada cual más interesante leerlo, a cada cual más extenuante vivirlo, y ese es mi caso, el reventar de trabajar, el asacar cosas continuamente de la cabeza, el de especular con todo, pasa factura, al cuerpo y a la mente, y sin necesidad de maldecir a nadie, me encuentro en ese momento en el que ninguno deseamos estar.

Por suerte, mi gran suerte, es que este cerebro mío, el cual ha soportado un ictus, que sufre de micro infartos cerebrales con asiduidad, no ha dejado de funcionar, quizás más lento, pero la velocidad que tenía, era de vértigo, demasiado.

Ahora, más tranquilo, no lo domino, es imposible, pero si me trata con cierta deferencia, ofreciéndome la posibilidad de que pueda ser, con él, en él, lo que quiera, me explico, todo se reduce a una palabra… ESCRIBO, así, con letras mayúsculas, además, con la ventaja de que lo hago para, mi, para mi solaz y sosiego, eso no quiere decir que si vendiera millones estaría mal, no, no es eso, pero partiendo de que es por mi placer, empieza bien la historia…, las historias.

Poder levantarse como un banquero ilustre, como un asesino en masa, como un vengador salvaje, como una hermanita de la caridad, como una prostituta con sida en los muelles de Marsella… mil personajes, mil situaciones, crearlos, moverlos, entrecruzarlos, accionar con ellos, romperlos, enaltecerlos, abandonarlos, ensalzarlos, hacerlos héroes, villanos, conseguir que el mundo les sonría, o que los odie como si fueran lo peor de la especie humana… todo eso y más.

Esa es mi gran regalo, el que vino con mi paquete de ser humano, el de poder evadirme de este mundo que a medida que pasa el tiempo por uno, lo hace más consciente, le hace que se dé cuenta de la maldad de las personas, del egoísmo de los seres humanos, y de la crueldad de sus congéneres…, pero a mí, solo una milésima de segundo, y estoy en una nave espacial en llamas rescatando a la mujer más bella que conocieron los siglos, matando a un maldito inglés, o torturando a un francés, que en todo hay gastos y colores, mil aventuras, mil desgracias, pero siempre desde la barrera, alegrías cercanas, que si las quiero, las tragedias desde un lugar con distancia, que nada de lo que explote te pueda rozar siquiera, y así pasan mis días, enredado en mi mente, con miles de historias contadas, con miles de historias que si puedo, contaré, y con muchas más, que se quedaran sin contar… supongo que me entienden.

Sirva esto para despedirme de esta diatriba sin sentido, que solo pretendía explicar algo que no es necesario, ni tan siquiera provechoso, es solo la perorata de un viejo, que, desde sus mundos dispersos, ha bajado durante un momento de los mismos, y se despide de aquellos, pocos, que se dignen leer esto que escribo.

Desde algún lugar lejano, este que lo es… yo mismo.

3 comentarios

  1. Eres único y me encanta leerte primo .
    Un beso

  2. Amigo mío no dejas de sorprenderme.
    Menos mal que la mente es la de un privilegiado .
    Salud y ha cuidarse !!

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