Un Cúmulo de Mala Suerte

Tomé la determinación, hace ya tiempo, de no volver a hablar de política, pero queramos o no, forma parte del acontecer diario.

Aquí en mi país, en la piel de toro, en el ridículo trozo al que llamo patria, las cosas no van bien, más que ello, van terriblemente mal, y, ¿Cómo explicarlo a quien no nos conozca?, casi imposible, ¿por qué?, quizás por el cumulo de causalidades, de mala fortuna que hemos logrado atesorar para que ocurra lo impensable.

Comencemos por el principio; todo país que se precie, tiene separatistas, de mas territorio, de menos, basado en lengua propia, aconteceres históricos, diferencia de costumbres, de raza, mil motivos para pedir separarse de los que considera inferiores, pues eso sucedió aquí, un líder extraño, como un Companys de dibujos animados, tomó el poder en esa parte separatista, en la que hay que decirlo, goza de predicamento, e inició la separación del país por medio de una consulta unilateral, es decir por mis coj…, ya se sabe que eso no sienta bien, sedición, traición, mil cosas, mil artículos que defienden al país, y el lerdo o inconsciente, se da cuenta de lo que ha hecho, y sale con su dignidad intacta escondido en el maletero de un coche, como un héroe de un comic japonés underground.

Se refugia en un país enemigo de España desde que echó los dientes, y desde allí vociferó y ladró, consiguiendo cada vez que el sonido de sus lamentos llegara cada vez más débil a los oídos de los que debían de escuchar sus quejidos.

Pero la suerte es idiota, y el partido minoritario que aún le queda en el país, se convierte en la llave para que el gobierno de los socialistas pueda gobernar, pues la derecha, conociendo el sesgo del que quiere gobernar, no le da ni aire.

Mala gente, pero buen negociador, hace que el presidente, si, ahora presidente, le otorgue todo, desde romper el código penal, la constitución, la vergüenza, el dictar de los jueces, y las más mínimas normas de convivencia, pero lo consigue, increíblemente, alguien le ayuda para figurar como persona malvada en la historia de cualquier libro de enseñanza sin tendencias, y aquí estamos, esperando que se rompa el país, por la senda trazada por alguien que no debía de existir y su socio más malvado y ruin, o por alguien que con una razón, que se la dan los malvados, rompa, sin que sea bueno, por cualquier sitio, el ordenamiento jurídico, llevándonos a lugares que ya conocemos, y que como gente ignorante y prepotente, hemos dejado que lleguen.

Ya solo queda decir lo que antiguamente se decía a los que contaban de algún familiar con una enfermedad incurable, “que al final no sea nada”, eso espero, aunque no lo creo, por desgracia.

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