Ucrania 9

Hoy me enfrento al blanco de nuevo, tan solo que es negro, es la pantalla de mi ordenador que he oscurecido para que me moleste menos al escribir.

              Cosas del que pasa demasiado tiempo dándole vueltas a la cabeza, para posteriormente plasmarla, sea cual sea el método que use para hacerlo.

              El caso es que alguien indicaba, no me gusta dar nombres, que no conocía que escribía, lo cual es lógico, pues escribiendo, tengo el peor fallo que un escritor puede tener, lo hago para mí, y además, lesa traición, no tengo el más mínimo interés en perder ni un minuto en hacer publicidad de mis escritos.

              Pudiéramos decir, que, para mí, y mi enrevesada cabeza, es más que nada un diurético mental, algo que me da una mínima paz interior, regalo que siempre es de agradecer en este tiempo de locos.

              Aparte de esto, desde pequeño escribía, gané bastantes premios durante mucho tiempo, después publique en el periódico de mi ciudad, y en ese momento se me reveló algo que cambió radicalmente mi vida, descubrí dos cosas, una obvia, necesitaba el dinero que escribir no me proporcionaba, y también que servía para conseguirlo, no fácilmente, pero si obtenerlo, eso hizo que toda mi dinámica cambiara, si alguien tomó el camino contrario en una situación similar, sean loores para él, y también un bocadillo con fundamento, pues después de años sigo pensando lo mismo.

              Años después, retomé la escritura con un éxito, para mí, más que suficiente, pues los primeros libros, los que me ilusionaron, fueron lanzados y aceptados por el público, después, francamente, no me ha interesado si los compran o no, es que me da igual, de hecho los últimos, muchos, no se han publicado y mucho me temo que nunca lo harán, y los diez últimos, se escaparon por los pelos de seguir guardados en el cajón, pero bueno, se publicaron, allí están, por si le interesan a alguien, a mí, con haberlos escrito me vale, me sirve y me da la tranquilidad mental que buscaba al hacerlo, pues me liberaron de mis miedos, me hicieron volar a lugares magníficos, y a conocer personas, que en sus cualidades, no pueden existir en este valle dominado por negros arcángeles.

              Sirva como colofón a tanta diatriba, un pobre consejo de quien no sigue ninguno, escribid, no seáis presos de la vergüenza de no hacerlo bien, miradme a mí, lo hago con desvergüenza, como si supiera, así que lo mismo va en ustedes, contad cosas, que, si son perversas, al salir pesan menos, y si placenteras al ver la luz, también lo son más.

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