Ucrania 4

De nuevo miro a la ventana, sorprendiéndome de que algunas personas estén de acuerdo conmigo; conozco mi realidad, la de los demás, apenas, pero al final, como al principio todos somos iguales.

              Eso me da pie, a pensar que aún queda esperanza, que quizás como número, en grupo, somos algo difícil de justificar, pero individualmente, quizás, solo digo quizás, aun podamos conservar eso que nos diferencia, bien que nos valga, de aquellos que no tienen alma.

              El sábado, bien, si bien, es simultaneo en lo cotidiano, la gente sigue pasando, se mueven de un lugar a otro, pero me siento oscuro, más que triste, preveo que todo no va a ir bien, los demonios han llegado a casa, y probablemente a las nuestras, y temo por los desfavorecidos, los abandonados, los dejados por que no valen nada, y siento pena, mucha, quizás porque no son ucranianos, nunca lo serán, muchos ni saben dónde está ese desgraciado país, pero que en su ignorancia, en su mucha edad, en su mala suerte, llevan el estigma de la pobreza.

              Y mi pobre reflexión, es que, por supuesto, ayudemos a los ucranianos, pero voy mas allá, ayudemos a los que lo necesitan, aunque sean españoles, cualquiera tiene un fallo.

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