Llueve, hace Frío

Llueve, hace frio, lo que se dice gas de estar en la calle, como que no, lo más, mesa camilla, y ver la tele, o lo que la sustituye, Internet, y dentro de ella, cortos, información…, mil cosas, que para eso está.

El caso, es que me encontré anoche navegando, pues no podía dormir, para variar, y a cada golpe que daba, mas noticias inquietantes acerca de lo que se da en llamar presidente del gobierno, que yo lo calificaría con un par de adjetivos contundentes, que podrían ser mil, y ninguno bueno, que se lo ha ganado a pulso; pues todo esto me hizo comprender que la política española, se encuentra en un punto en el que es difícil llegar a cualquier sitio que sea bueno…, me explico.

Nuestro líder, o lo que sea, que no es el mío, intentará, cualquiera lo sabe, perpetuarse en el poder, tipo Maduro, o de la forma que sea, que tiene el cerebro mas liado que el de una loca, y al final, pues eso, que si lo consigue, convertirá nuestro país en algo que hará inofensiva a Venezuela, por mucho que la Europa mariquita ladre y ladre a la puerta de casa, en ese caso, mejor irse de este país que se convertirá en algo que la guerra civil impidió, ,chekas, Belarras con sus proyectos de desparecer lo que no le gusta, Yolanda Diaz, haciendo malabarismos en los que se le caen todas la pelotas…, mil cosas, ninguna buena, eso sí, el presidente con toda la familia estilo Imelda Marcos[1], sin ningún tipo de problema, España será su cortijo, como lo es ahora.

Queda otra posibilidad, que alguien, harto de lo que tiene que soportar, se levante de alguna forma contra el movimiento del nuevo Frente Popular, y de eso poco bueno puede venir, quizás nos salve de la corrupta república que nos querrán implantar, quizás, pero en todo caso, traerá dolor, quizás hambre, quizás muerte…, ¿Quién sabe?

Ninguna de las opciones es buena, pero posibles, desde luego, España, gracias a estos nuevos destructores de la afinidad, se ha convertido en el campo de cultivo de un frente popular con más mala idea, más refinado, mas bestia que el de 36, que ya hay que ser animal, pero es lo que nos queda, aguantar robos, latrocinios, clientelas, mordidas, la España decimonónica que sale por entre los entresijos de una realidad olvidada, Rinconete y Cortadillo[2], el patio de Monipodio, el Lazarillo de Tormes[3], resucitan, con la maldad de la supervivencia, con el desparpajo del que nació sin vergüenza, de los que disfrutan de la desdicha ajena, siempre que para ellos vaya mejor parte…, ¿qué decir?, la España de hace quinientos años que nos quiere llevar de vuelta allí…, ¿o quizás ya estamos?

Lo que sea, que nada será bueno, malos tiempos para todos, incluso para los que defienden lo indefendible, que los hay, ciegos a todo, pero al final, nos llevaran al borde del precipicio, y nos invitarán a dar un paso hacia adelante…, que al final daremos…, pobre país, pobres habitantes, pobre…


[1] Imelda Remedios Visitación Romuáldez y Trinidad, vd.ª de Marcos (Manila, 2 de julio de 1929), popularmente conocida como Imelda Marcos, es una política y socialite filipina. Fue la primera dama de Filipinas entre 1965 y 1986, período en el cual su esposo Ferdinand Marcos, presidió el país. Conocida como la «Mariposa de Hierro», Imelda Marcos ejerció varios roles activos dentro del gobierno de su esposo y con frecuencia fue portavoz de sus políticas. Fue Gobernadora de Gran Manila (1975-1986), Ministra de Asentamientos Humanos (1976-1986), Diputada en la Asamblea Nacional Interina de Filipinas por Manila (1978-1984) y Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria (1978-1986).

Imelda es una figura polémica tanto dentro como fuera de Filipinas, conocida por sus extravagancias durante el período en que su esposo, Ferdinand Marcos, detentó la presidencia del país. Organizaciones como Transparencia Internacional señalan que ella y su esposo acumularon una fortuna superior a los USD 10 000 millones por medios ilícitos. Sus críticos además la señalan por haber desarrollado un lujoso estilo de vida durante su período como primera dama a costa del erario público del país y ello en un período de dificultades económicas en Filipinas. Famosa es la anécdota que reza como luego de su huida del país en 1986, se encontraron más de 1000 pares de zapatos en el Palacio de Malacañán que le pertenecían.

[2] Dos jóvenes, Pedro del Rincón y Diego Cortado, abandonadas las casas de sus padres, se conocen y se hacen amigos en una venta en el camino de Toledo a Córdoba. Sin planes, deciden acompañar a unos pasajeros a Sevilla. Allí encuentran el mundo del hampa, e intentan formar parte de él. Pero forzosamente tienen que presentarse ante Monipodio, jefe de un gremio de ladrones. Viven en su gran casa, cambian de nombres y forman parte de esta pintoresca cofradía de criminales.

[3] Lazarillo de Tormes es un esbozo irónico y despiadado de la sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo las de los clérigos y religiosos. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría. Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó que la Inquisición la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una vez expurgada. La obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo XIX.

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