
Ha llegado el frio, no a tope, pero indicándonos que ya empieza todo a ser como debiera de ser, que últimamente, todo parece, pero las estaciones como que no son…, el caso, volviendo a lo que quería decir, que se huele el turrón, las golosinas, los regalos, es decir, lo que es la navidad, por lo menos para los que la celebramos, que con lo que está entrando en el país, ya mismo nos lo prohíben, pero mientras tanto, pues eso, que ya mismo está aquí.
La pena, es que también será como todos los años, quizás algo un poco más comercial ya que casi lo es al cien por cien; miramos los anuncios de este año, nos comemos los de las colonias, que ya hay que echarle ganas, los de las chicas guapas, lo tíos buenos, la navidad digital de cartón piedra, que nos venden todo, que nada del nacimiento del niño Jesús, no, eso no interesa, solo la caja registradora, somos consumidores antes que seres humanos, y la máxima universal del ser humano, es el beneficio empresarial, salvo los países comunistas en los que el beneficio va directamente a unos pocos, o los que no la celebran, que esos, pues eso, que celebren otra cosa…, pero en su casa.
Dejémonos de historias, que no quiera que vengan no significa…, si significa, pero eso no quiere decir que nuestra navidad sea perfecta, al contrario cada vez lo es menos, árboles, renos, un santa Claus, que es del polo norte, no de aquí, mas bien de los USA, mala gente donde los haya, el caso es que se descafeína, se hace más…, no sé, menos genuino, que ya queda poco, pero lo poco que queda cada vez es aun menos, que tristeza para los que las hemos celebrado rodeados de tantos parientes que aburrían, con regalos que apenas eran nada, pero que lo eran todo, la noche de reyes, que lo de papá Noel, pues como que no, que lo suyo, aunque jodiera por el día siguiente, eran los reyes, como siempre, ahora, pues eso, que disfruten más, bien, no pasa nada, pero yo las echo de menos…, uno que ya…, pues eso.
Si a todo esto juntamos esa cena de navidad en la que todos miran el móvil, que si se felicita por WhatsApp, que se mandan emails, emoticonos, que lo único que se mira es la pantalla que roba el conocimiento, la del móvil, pues no queda casi nada, solo ponernos como alicates, después un besito y a seguir tecleando de la manera casi imposible en que los jóvenes, y algunos como yo, pueden escribir tan rápidamente…, el caso es que nadie mira a nadie en la cara, que se nos olvide el olor de humanidad, el sentir la cercanía, a fin de cuentas nada es importante, solo lo que los like, los me gusta, indiquen, lo demás, pues eso, está fuera del maravilloso mundo de oriflama que rodea todo, internet, la evolución hacia…, ¿quién sabe?, por un lado el conocimiento como nunca soñamos, por otro, el aislamiento, el adoctrinamiento, la desidia mental, la ignorancia por falta de uso de un cerebro que cada vez es más…, no sé, ¿quizás plano?; que generación la que nos sigue, al final, vendrá alguien que nos pondrá en nuestro sitio, mal asunto.
Resumiendo, otra navidad digital, no mirar las caras, pero regalos caros, cercanía no deseada, y eso, reuniones que cada vez son mas ásperas, que le vamos a hacer, es el signo de los tiempos…, malos tiempos, por lo menos para la Navidad.