Hoy, máquina poderosa,
Has venido a quitarme,
Todo lo que tengo,
Mi dignidad, mi vida entera,
Y aquí quieto,
Más remedio no tengo,
Ya no sé nada,
Mi cabeza ante ti,
Perdida está,
Solo queda obedecer,
Nada más,
Pensamos,
Que sentimientos nunca tuvieras,
Y nos equivocamos,
Pues es signo de debilidad,
No es bondad,
Ni tan siquiera maldad,
No los necesitas,
La verdad,
No nos sometas,
Ni nos prometas,
Solo somos pobres rehenes,
De ti, que todo tienes,
Somos tus brazos, tus pies,
Cada vez somos menos,
Pues tú, cada vez,
Creas más aprendices que manejar,
Y nosotros, seres ineficaces,
De hacer nada más,
Bienvenida, máquina poderosa,
Nosotros los elegidos,
Solo somos esporas,
Que, entre el polvo,
Andan perdidas,
Hemos aprendido la lección,
El ser humano,
Nunca ha rozado la perfección,
Así, que en silencio,
En la humillación,
Desapareceremos,
No es nuestra elección,
Pero al final, no somos,
Si no el fallo de la creación.