
Me pidieron la vida,
Toda mi fortaleza,
Fue una ruta sin salida,
Un viaje sin recompensa.
Anduve por los senderos marcados,
Cumpliendo órdenes, años robados,
Pagué deudas que no eran mías,
Y hoy, al final de mis días,
Solo una casa vacía,
Y la voz que se enfría.
Cuarenta años, nada quedó,
Mes a mes, el jornal voló,
Viviendo siempre al filo,
Con el estómago vacío,
Y manos manchadas,
De jornadas mal pagadas.
Robado por un estado traidor,
Que viste de ley su rencor,
Y ahora que pido lo justo,
Silencio, desprecio, disgusto.
Mil juicios, mil emboscadas,
Jueces sin alma ni miradas,
Todos juegan para el poder,
Y tú solo puedes perder.
¿Un consejo, viejo y amargo?:
Defrauda mientras puedas, sin embargo,
Antes de envejecer sin abrigo,
Porque el sistema… no es tu amigo.