
Por fin llegó la mañana,
Aunque el día aún no despierta,
Tiene legañas, mirada insana,
Pero la noche ya está muerta.
Suspiras, parece mejor,
Las pesadillas se han ido,
Y miras con cierto temor,
Las trampas del día escondido.
Un día largo te espera,
Bregando con las fieras urbanas,
Hienas con voz de quimera,
Y sus miradas inhumanas.
Comienza el ritual diario,
Ese ciclo tan monótono y frío,
Repetido, necesario,
Como un rezo sin desvío.
Pero hoy no ves la vía,
Y te acuestas otra vez,
Si te despiden, qué ironía,
Todo es un juego, tal vez.