El día llegó,
La noche por fin terminó,
Los fantasmas se marcharon,
Y con la luz se evaporaron.
El alba despierta temprana,
Y en su fulgor, el alma humana,
Recobra su vieja energía,
Renace en nueva melodía.
La claridad a veces hiere,
Pero al espíritu lo quiere,
Y eleva, al fin, su temple al cielo,
Aunque conserve aún su duelo.
Ya no eres el de la penumbra,
Que en la noche larga sucumbra,
Algo en ti se ha transformado,
Del abismo resucitado.
Sabes que volverá la sombra,
Donde el temor se hace alfombra,
Donde regresan los desvelos,
Y los más sórdidos anhelos.
Llorarás bajo su velo espeso,
Pero hoy el día es un regreso,
A la vida, la esperanza viva,
Que en cada aurora se reactiva.
Es el gozo del amanecer,
Sin recordar lo que ha de volver,
El pozo oscuro, frío y cerrado,
Que en la noche será encontrado.