
Caminos por los que soñar,
ilusiones por alcanzar,
aventuras por vivir,
pero todo empieza a huir.
Se desvanece en un suspiro,
todo se vuelve en gris el giro.
La esperanza se disuelve,
la ilusión ya no resuelve.
Todo se ha ido,
en un segundo perdido,
sin dejar sombra o señal,
sin razón que afrontar.
Solo horas sin final,
difíciles de soportar.
Y al caer el día, sin más,
queda la tristeza… y ya.
Esa sensación punzante,
de que el alma fue errante,
de que la sangre no fluye
y ni el alma se construye.
El viento detiene su andar,
la noche empieza a reinar.
Ya no queda por qué esperar,
si no es por un mañana,
del que puede que no vayas a despertar.