
Lirios del valle,
Que el que hable, calle,
Blanco de amanecer,
Ante eso todo pierde su ser,
Rojo de labios preciosos,
Color imposible, ni de oros,
Junco que camina,
Nunca ninguna ninfa,
Llego a ser tan fina,
Y leyendo lo que escribo,
Me pregunto, si he perdido,
En este lugar la razón,
Pues lo que digo no existe,
Ni la mujer que lo viste,
Así que perdonen mi perorata,
Pues posiblemente lo que escribo,
Sea de hechura bruta y basta.