Los Pájaros Azules levantan el Vuelo (Rima)

Los pájaros azules alzan vuelo,
dejando atrás sus nidos derrumbados,
yaciendo solitarios sobre el suelo,
como recuerdos tristes, olvidados.
Y mientras van subiendo por los cielos,
se dicen que su hogar serán las nubes,
sin ver que son, en pluma y en anhelos,
cuervos que ocultan viejas cicatrices.
No piensan en la dura y gris verdad:
que no son hijos puros de la brisa,
sino de la tormenta y su crueldad,
nacidos del temblor de cada risa.
Al primer trueno, tiemblan, confundidos,
y el viento los empuja hacia los charcos,
donde se ven reflejos corrompidos
en aguas turbias, frías, sin milagros.
Arcadas de asco, plumas empapadas,
se ven oscuros, nunca fueron claros,
ángeles falsos, almas engañadas,
jugando a ser eternos, siendo raros.
Y se miran con miedo, avergonzados,
pensando que el error era de uno,
pero todos se saben disfrazados
bajo el mismo disfraz oscuro y crudo.
Abren el pico y lanzan un graznido
que ni la gran tormenta puede ahogar;
el cielo, de relámpagos vestido,
retumba con su canto sin piedad.
Intentan otro vuelo, en vano intento,
y van cayendo en ramas ya sin vida,
de árboles que el tiempo, lento y lento,
ha convertido en muerte compartida.
Ya nada esperan, saben su condena:
vivir sin cielo, cerca del abismo,
con alas rotas, presas de su pena,
lejos del sol, del alma y del lirismo.

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