Tarde de Tranquilidad (Rima)

Tarde de tranquilidad,
cuando el ruido se disipa,
en la ciudad, su maldad
es como una eterna estirpe.
No hay humanidad aquí,
solo cuerpos, calles frías,
ventanas cerradas, sí,
y almas muertas, día a día.
Todo guarda lo que quieras,
tras cortinas y cerrojos,
y el asfalto, sin esperas,
arde bajo pies y ojos.
Los adoquines de piedra
se pierden en el abismo,
y aunque el horizonte medra,
no hay visión, ni idealismo.
Entre bloques y edificios,
manzanas grises, sin alma,
se ocultan, fríos y ficticios,
los que mueren sin más calma.
El campo es solo un recuerdo,
tan fácil de razonar,
difícil, si soy sincero,
es no querer regresar.
Todo es gris, puro cemento,
gradillas para el hastío,
y en cada mal pensamiento,
compañías sin alivio.
Luz, agua, pura ambrosía,
comodidad disfrazada,
mientras venden alegría
en la esquina, envenenada.
Heroína adulterada,
marihuana para arder,
y la coca, preparada
para huir o enloquecer.
Si resiste, si no cae
en la trampa y la miseria,
lo espera el paro, que trae
vida muerta, eterna feria.
Y si el hambre fuera justa,
si no hubiera qué comer,
quizás la rabia se ajusta,
pero al ver tanto poder…
…que tiran como basura
los que reinan sin razón,
pienso, en cruel pero madura,
una justa ejecución.
Levanta manos y muros,
haz barricadas de acero,
lucha contra esos impuros,
mejor morir que el encierro.
No esperes que te perdonen,
ni que tengan compasión,
rompe todo lo que ordenen,
haz del alma tu cañón.
Rompe cuerpos, mata cerdos,
a los que tu vida escupe,
nada dejes en sus cuerdos,
haz que el miedo los ocupe.
Y si al final de la guerra,
todo sigue como estaba,
no creas que fue en la yerra,
tu furia ya les calaba.
Les mostraste que tu vida
vale lucha, vale sangre,
y si en lucha está perdida,
aún así, tu honor se expande.

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