
Veo valles verdes,
de árboles tan altos,
y montañas blancas
de nieves y encantos.
Tan lejos se elevan,
que sé que no existen,
es solo mi mente
que busca lo triste.
Pinta esos paisajes
que invitan a huir,
pero me hacen dudar,
me hacen desistir.
Y vuelvo a mirar
la vulgar realidad,
la que a plena luz
te quita la paz.
La que en la noche
te estalla en la cara,
y pienso en silencio,
con mente cansada,
que aquellos valles
que mi mente inventa
son más que mentira,
son puerta abierta.
Quizás si los toco,
si en ellos respiro,
si dejo este mundo
falto de sentido…
Tal vez merezca
vivir sin más vueltas,
no lo que se piensa,
sino la respuesta.
Y el gris se disuelve,
y brota el color,
un arco iris nace
de un fondo sin sol.
Y un riachuelo claro,
con truchas, florece
desde el bidet viejo
de mi apartamento trece.
Me miro en el vidrio,
y sonrío sin cuento,
esperando en calma
que se acabe el tiempo.