
Pájaros de hielo,
Anidan en mí pecho,
Y mis dedos enhiestos,
Señalan al cielo,
Levantarme no puedo,
Y miro con celos,
Como a los demás hacerlo,
Es el fruto de la fruta ácida,
De la que cae del árbol,
Cuando está pútrida,
Es el momento,
En el que la vida te pide,
Con la garra extendida,
Tu último aliento.